El tamaño de píxel define directamente cómo un detector MWIR recopila energía y resuelve detalles, lo que lo convierte en uno de los parámetros más críticos en imágenes térmicas. Un píxel más grande puede capturar más radiación infrarroja, proporcionando una señal más fuerte y reduciendo el ruido, lo cual es esencial para obtener imágenes estables en escenas de bajo contraste o baja radiación. Por el contrario, los píxeles más pequeños acumulan menos energía por píxel, lo que hace que el sistema sea más sensible al ruido y requiere un diseño de sensor más preciso para mantener la calidad de la señal.
El tamaño de los píxeles también determina la resolución espacial. Para el mismo tamaño de sensor, los píxeles más pequeños permiten más puntos de muestreo en la imagen, lo que permite detalles más finos y mejora el reconocimiento de objetivos de largo alcance. Esta relación es especialmente importante en aplicaciones donde la identificación de objetivos pequeños o distantes depende de cada píxel incremental.
La óptica se ve igualmente afectada. Para resolver completamente el tamaño de píxel más pequeño, las lentes MWIR deben ofrecer un mayor rendimiento MTF, una alineación precisa y un enfoque estable a pesar de los cambios de temperatura. Si la óptica no puede igualar el tamaño de píxel, se pierde la ventaja teórica de la resolución.
En el uso real, el tamaño de los píxeles influye en tres resultados principales: qué tan limpia aparece la imagen (ruido), cuántos detalles se pueden resolver (resolución) y con qué confiabilidad un sistema puede detectar y clasificar un objetivo a distancia. Es por eso que el tamaño de los píxeles sigue siendo una consideración principal al evaluar cualquier núcleo de cámara MWIR.